En publicaciones anteriores en este blog, ya explicamos que la neurocirugía es una de las ramas de la medicina que se encarga del tratamiento de padecimientos que afectan el funcionamiento normal del sistema nervioso, esto a través de técnicas quirúrgicas. El campo de acción de neurocirujanos en Jalisco es bastante amplio, e incluye la aplicación de medidas de prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de enfermedades que afectan al cerebro, cerebelo, médula espinal y nervios periféricos.
Los profesionales en esta rama de la medicina pueden especializarse tanto en la atención de enfermedades que ocasionan desórdenes en uno de los componentes del sistema nervioso que acabamos de mencionar, como en la atención a diferentes sectores, por ejemplo, a pacientes geriátricos o pediátricos. En esta ocasión hablaremos del trabajo de neurocirujanos con la población infantil y más específicamente en las consultas por malformaciones craneofaciales, las más comunes en neurocirugía pediátrica.
Se utiliza el término de malformaciones craneofaciales para referirse diferentes tipos de malformaciones de carácter congénito a nivel óseo, que afectan la forma de la cabeza y rostro del niño, las que pueden tratarse mediante diversas técnicas quirúrgicas. Para entender por qué se presenta este problema es necesario hablar de cómo está constituida la cabeza de un bebé al momento de nacer. Los huesos del cráneo en un bebé no están soldados entre sí, y se mantienen unidos por suturas, que son zonas más blandas en las que se produce el crecimiento del hueso con el paso del tiempo. Las suturas hacen posible un aumento homogéneo y progresivo de la cabeza y entre las más importantes está la sagital, la coronal y la lamboidea.
Las áreas donde confluyen varios huesos y suturas reciben el nombre de fontanelas, y se pueden apreciar al tacto con ligeras hendiduras en las que falta el hueso y por tanto son blandas, mismas que cierran en diferentes etapas de desarrollo del bebé. La fontanela posterior, formada por la unión del hueso occipital con los huesos parietales, se cierra alrededor del cuarto mes de edad, mientras que la fontanela anterior, formada por la unión de los huesos parietales con el hueso frontal se cierra a partir del primer año de vida.
Debido a que no es sino hasta después de varios meses que las suturas comienzan a cerrarse que el crecimiento del cerebro condiciona el tamaño y la forma que va a tener la cabeza. En algunos casos, las suturas cierran antes de tiempo y el cerebro que se encuentra en crecimiento hace que otros huesos crezcan de manera anómala para compensar esta falla, lo que da como resultado el crecimiento óseo de la cabeza de una forma asimétrica y no armoniosa. Cuando sólo algunas de las suturas cerraron antes de tiempo, la malformación puede limitarse a ser un problema estético, pero cuando todas las suturas importantes se cierran de manera precoz, el crecimiento y desarrollo del cerebro se da de manera inadecuada y existe un riesgo importante de que se genere, además de malformaciones faciales y craneales, un retraso psicomotor.
Con mayor frecuencia las malformaciones craneofaciales son esporádicas, y no están asociadas con factores hereditarios, pero también existen algunas hereditarias que están asociadas con otro tipo de malformaciones. En todo caso, la gravedad de la malformación depende del número de suturas cerradas prematuramente y de la presencia de anomalías cerebrales. Muchas malformaciones resultan evidentes al momento del nacimiento, pero en otros casos no son detectadas sino hasta transcurridos varios meses, por ello se recomienda revisar que el crecimiento de la cabeza del bebé se dé de manera armoniosa y simétrica y que existan fontanelas y que hayan cerrado al tiempo adecuado. Se sugiere llevar a cabo una exploración de palpación de la cabeza del bebé de manera periódica para detectar prominencias óseas y seguir la evolución del perímetro del cráneo para detectar si se está dando un crecimiento fuera del rango establecido como normal; para ello se pueden consultar tablas de crecimiento craneal, que compartiremos en futuras publicaciones en este blog.
El diagnóstico de las malformaciones lo puede realizar un pediatra o un neuropediatra, y para ello se utilizan radiografías, tomografías o resonancias magnéticas. La tomografía utilizada hoy en día es la axial computarizada tridimensional, con la que se pueden apreciar bien los huesos craneales y las suturas afectadas; además, esta técnica permite hacer una reconstrucción en tres dimensiones de todo el cráneo para que los neurocirujanos en Jalisco visualicen a detalle de los defectos que existan. Por otro lado, la resonancia magnética se utiliza únicamente en casos en que se sospeche de una malformación cerebral asociada, pues permite conocer el estado del desarrollo cerebral. Sin embargo con esta técnica no se obtiene información sobre la afectación a nivel craneal. En casos específicos estas técnicas de diagnóstico pueden complementarse con un estudio de la presión intracraneal y la monitorización, por ejemplo, cuando el niño presenta retraso psicomotor ligero, ya que mediante estos estudios se puede determinar si es conveniente abrir las suturas mediante una intervención quirúrgica para permitir las últimas fases del crecimiento cerebral.
La clasificación de las malformaciones craneofaciales se realiza a partir del número y tipo de suturas cerradas de manera prematura, de lo que hablaremos en futuras publicaciones en este blog. El tratamiento de estas malformaciones es quirúrgico y tiene como objetivo corregir los defectos estéticos y permitir el desarrollo normal del cerebro y de las estructuras faciales, así como impedir el retraso motor, las alteraciones en la visión, la dificultad para respirar o para alimentarse, entre otros. El procedimiento quirúrgico consiste en abrir la sutura cerrada para remodelar el cráneo mediante movilizaciones de los huesos o la colocación de microplacas para evitar el desplazamiento de los huesos. El tratamiento quirúrgico por lo regular se lleva a cabo idealmente antes de los seis meses de edad, o bien, antes del año cumplido. Cuando existen problemas severos de malformación por afectación de varias suturas y consecuencias en la estructura facial, además de la neurocirugía que acabamos de describir, se aplican abordajes con cirujanos maxilofaciales y plásticos, y es necesario tener en cuenta que algunas malformaciones requieren de varias intervenciones al estar diseñadas y programadas en diferentes etapas para obtener los mejores resultados.
Si desean solicitar mayor información acerca del diagnóstico y tratamiento de malformaciones craneofaciales, los invitamos o están en busca de neurocirujanos en Jalisco para el tratamiento de otros padecimientos que afectan al sistema nervioso, no duden en ponerse en contacto con nosotros para agendar una cita con el Dr. Luis Franco Camacho Herrera, neurocirujano especializado que les brindará una atención de primera categoría para mejorar su calidad de vida.